LAS AGRESIONES SEXUALES EN EL ENTORNO LABORAL

  Sonia Álvarez, Secretaria de Igualdad de UGT Madrid

Asistimos a un gran debate en términos nacionales, que traspasa las fronteras, en relación con la agresión que ha sufrido Jennifer Hermoso tras lograr el triunfo, junto a sus compañeras, del campeonato mundial de futbol femenino.

Como mujer me siento indignada por el comportamiento del Presidente de la Federación Nacional de Futbol en el momento de la entrega de las medallas, y me repugna la sucesión de hechos, declaraciones y acciones que, con el fin de restar importancia a lo ocurrido, agrava aún más el trato vejatorio que está sufriendo la víctima de su agresión.

A nadie se le escapa la posición jerárquica que tiene el agresor con respecto a la jugadora y que le ha llevado a considerar que el deseo, el “yo hago lo que me da la gana”, está por encima de la dignidad de la deportista.

Coincido en la reflexión de aquellas personas que señalan que lo que forma al hombre dentro del contexto machista no es su psicología ni su biología, es su identidad, entendida ésta como el contexto socio cultural acuñado por los hombres a lo largo del tiempo y durante el cual han decidido organizar la convivencia de supremacía sobre la mujer según sus propios criterios y deseos. Esto simplemente es machismo, sustentado por la cultura patriarcal.

Estos hombres creen que las mujeres son de su propiedad, que no tienen derecho a la queja, que son inferiores a ellos y que pueden ser acosadas.

Como responsable de la Secretaría de Igualdad de UGT Madrid me corresponde señalar y denunciar que este tipo de comportamientos, de distinta gravedad y formas, también se producen en el ámbito de las relaciones laborales, en las empresas y centros de trabajo.

La Macroencuesta de Violencia contra la Mujer 2019, publicada por la Delegación del Gobierno contra la Violencia de Género en 2020, pone de manifiesto que, en España el 98,2% de las mujeres que han sufrido acoso sexual lo experimentaron por parte de un agresor hombre, y de éstas, el 17,3% tuvo lugar en el entorno laboral.

El 90% de las víctimas son mujeres y en Europa un tercio del acoso sexual contra las mujeres se produce en el centro de trabajo. Erradicar esta lacra social no es sólo una obligación de los poderes públicos, de las organizaciones empresariales y de las organizaciones sindicales, lo es también, de manera incluso más importante y trascendental, del empresariado en relación con la plantilla de la empresa. Las direcciones empresariales deben vigilar e impedir comportamientos y actuaciones que degraden la dignidad de las personas que forman la plantilla.

Porque también aquí, en el trabajo, como hemos visto en estos últimos días, está, por una parte, el agresor, pero también están los que aplauden y los que callan, para remarcar que el silencio no es neutro, juega a favor del agresor y en contra de la víctima.

Es justo señalar que afortunadamente, también han sido muchas las personas con distintas responsabilidades, hombres y mujeres, que se han posicionado en contra de este comportamiento manifiestamente machista y agresor.

Para erradicar este tipo de comportamientos desde UGT consideramos que es imprescindible que la persona agredida se sienta respaldada, constituyendo una red de ayuda, asesoramiento y soporte para que se lleven a cabo las correspondientes denuncias.

Hay que señalar que las empresas, que están obligadas a tener protocolos específicos, los tienen que activar para prevenir el acoso sexual y por razón de sexo, así como tomar medidas con el fin de erradicar estos comportamientos deleznables hacia las personas.

Y quiero, finalmente, recordar que como recoge el artículo 54 en su apartado g. el Estatuto de los Trabajadores, el acoso sexual y por razón de sexo es una falta muy grave y justifica medidas disciplinarias drásticas. Por su parte, el artículo 184 del Código Penal condena al agresor “prevaliéndose de una situación de superioridad laboral, docente o jerárquica” con la pena de prisión de cinco a siete meses o multa de 10 a 14 meses.

Por todo ello, reiteramos desde UGT nuestra condena y repulsa a los actos de acoso sexual y por razón de sexo, animando a las víctimas  a denunciar las agresiones en la certeza de que contarán con nuestro apopo y solidaridad.

Las empresas, los centros de trabajo, no pueden ser lugares hostiles  para las trabajadoras, donde las mujeres no se sientan seguras y  cuando denuncian las agresiones, puedan llegar a ser cuestionadas por el agresor y su entorno, en especial cuando se ejerce desde una posición de poder y jerarquía.

 

 

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Ir al contenido